20 febrero, 2007

Una pequeña pregunta para el Hombre y un gran dilema para la Humanidad - Parte II


Pero hay algo muy importante qué resolver antes de que los usuarios conectados puedan decidir sobre la permanencia y evolución en la Web 2.0 o la transición a la Web 3.0. Algo que ha estado mucho tiempo allí, esperando ser analizado y explicado y que obligatoriamente deberá ser retomado.

Lo que nos permitió pasar de la Web 1.0 a la Web 2.0 en cuanto a contenido lingüístico, fue el ser factible de usar algo parecido al método empleado en el análisis del discurso: Extraer todo los formalismos y dejar expuesta tan sólo la pura intención del emisor, idem a: La creación de un lenguaje XML de puro contenido liberado completamente de formas. Ahora bien, para ir a la Web 3.0 necesitaremos otro lenguaje que libere la comunicación de las anclas de las lenguas y de los códigos establecidos, así como de sus normas.

Y esa es justamente otra pregunta que el Hombre ha postergado contestar y que se refiere al lenguaje mismo.

El Hombre siempre se ha preocupado por entender el fenómeno del lenguaje. Y no es para menos; el lenguaje es una de las manifestaciones más sorprendentes del Hombre. Su fin comunicativo le permitió afirmar su carácter individualista dentro de la estructura colectiva de la sociedad; pero también permitió al colectivo de los individuos transmitir los conocimientos adquiridos a las siguientes generaciones, evitando que estas tuvieran que redescubrirlos una y otra vez. Gracias a ello, la especie humana sobrevivió, se desarrolló y predominó sobre todas las demás.

Desde la Grecia Antigua hasta nuestros días, muchas escuelas se dedicaron a reflexionar sobre el fenómeno de la comunicación a través del lenguaje. Pero creo que pocas quisieron ahondar realmente en su esencia. Ferdinand de Saussure a finales del siglo IX y principios del XX, puso el dedo en la llaga cuando asomó una explicación para las diferencias entre las lenguas y admitió lo que pare él era una de las dicotomías del lenguaje: La Sustancia y la Forma. La Sustancia sería la masa de pensamientos, sentimientos y vivencias, comunes a la humanidad entera y que entendemos como la realidad (la matrix?). La Forma sería lo que cada pueblo tomaría de esa sustancia para elaborar un sistema de formas y relaciones. Esta explicación de Saussere se puede ilustrar fácilmente con el ejemplo de la plastilina. Esta sería la Sustancia, materia amorfa que se encuentra a libre disposición. Con ella se hacen figuras que dotamos de sentido y significado, aunque no siempre bien logradas y fáciles de interpretar. Es fácil comprender porqué los críticos de Saussure, sus seguidores y hasta él mismo, decidieran colocar en el congelador esta discusión sobre la Sustancia del lenguaje, ya que la misma alejaba su comprensión del campo de la lingüística y se enfocaron de allí en adelante solamente en el estudio de la Forma del lenguaje que, a pesar de poseer también un carácter abstracto, se podía realizar en objetos concretos: Fonemas, morfemas, sintagmas, enunciados, significados, clases semánticas, etc. De hecho, este nuevo enfoque atrevido y moderno de lo que quedaría fuera del paréntesis de la discusión, es decir la Forma del lenguaje, permitió los avances en la investigación y generalización del fenómeno lingüístico.

¿Cómo se relaciona esto con los estadios de la Web? Sencillamente en que para avanzar debemos contestar primero la eterna pregunta formulada ahora de otra manera y dentro de otro contexto. ¿Está el Hombre dispuesto a renunciar a su individualidad para dar paso a una forma de comunicación sin hablas ni normas? O debemos conservar la individualidad y ceder la función de la mediatización a cerebros artificiales altamente inteligentes?

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